planes | El bote de los deseos

Aquí estamos de nuevo. Os pido disculpas por no haberme pasado por aquí. Pero ya volvemos, con mucha más fuerza. Y para recuperar el tiempo perdido (o ganado), os cuento lo que ha pasado en nuestras vidas estos días, que no han sido pocas cosas.

Los virus invadieron nuestro hogar después del último post, y la verdad es que hemos estado algo desconectados, tratando de eliminarlos y después intentando coger fuerzas. Debido a estos virus malos malísimos, tuvimos que aplazar el bautizo de Leo y cumple de Gabriel, previsto para el 21 de marzo. Lo celebramos este sábado, así es que os iré contando cositas. Será en este precioso lugar.

Gabriel cumplió 2 años… ¡Qué rápido pasa el tiempo!… Si parece que fue ayer cuando lo tuve en mis brazos por primera vez… Snif!

He vuelto al trabajo después de mi baja maternal. Madre mía, lo que echo de menos a mis pequeños, pero se que están en las mejores manos del mundo #benditosabuelos.

Leo ya tiene 4 meses…

Hemos disfrutado de estos días pascueros, viendo a mamá pata y sus patitos, tomando una paellita en La Albufera, disfrutando de paseos junto al mar y tomando pan quemao y monas de pascua… ¿Qué más se puede pedir?

Espero que hayáis disfrutado de estos días tanto como nosotros. Un besote y nos seguimos viendo por aquí. Muacs!

Hace unos días, estuvimos con Gabriel paseando por el cauce del Río Turia. Son 8 kilómetros de zonas verdes que recorren la ciudad de Valencia. Hacía tiempo que no estaba por allí y la verdad es que es un plan excelente para los peques. Si a eso le sumamos el calorazo y buen tiempo que está haciendo en Valencia estos días, pues se convierte en un planazo estupendo para pasar una mañana entretenida y saludable.

Gabriel ya salió de casa con su inseparable rueda. El viaje en el metro fue total. Su cara de alucinación era una risa, y eso que lleva viajando desde pequeñín, pero ahora ya empieza a ser consciente de todo.

Una vez en el Río, paseamos por allí, subimos a los columpios, descubrimos senderos y caminos secretos, túneles, cogimos piñas, y el papá de Gabriel le enseñó las olivas que asomaban de varios olivos durante el paseo.